CARTA A LA DEMENCIA
Arrecife de Lanzarote 19:30 horas: el Estado español en el que reposa la obligación de garantizar la legalidad, se dispone a embarcar a Aminatou Haidar en un avión con destino el Aaiún.
La alegría entre las personas que la han acompañado y acompañan a lo largo de su valiente y ejemplar lucha es intensa, se hacen los preparativos con toda la urgencia que su delicada situación permite.
No sin cierto temor, los allí presentes se despiden entre lágrimas y vítores. Subyace la idea de que esto, podría ser otro montaje, debido al comportamiento del Jefe de Gabinete del señor Moratinos, más parecido a una novela de Le Carré que a un alto diplomático del Estado.
La ambulancia señala como un faro la dirección del hogar, tan cerca en la distancia y tan lejana en la política.
Aminatou se despide con la V de la victoria, que en estos momentos y gracias a su coraje, es la V de vida, de vida en paz, respeto y solidaridad.
Tensión máxima en la improvisada oficina de la cafetería, en la terminal del aeropuerto. Durante estos días, se ha producido un desfilar de personas que querían colaborar, produciéndose un crisol de gente extraordinaria y un movimiento solidario pocas veces visto.
La noticia cae como un nublado. El avión no tiene autorización para su despegue y la alegría y esperanza son obligadas a desembarcar. A unas 90 millas, miles de personas son apaleadas por fuerzas marroquíes, que sin piedad, acaban con el júbilo que sólo el sentimiento de saberse un poco más libre puede producir.
España ha jugado a ser Marruecos, ha intentado colarle a Aminatou Haidar sin piedad, sin honor, sin humanidad, sin ley, con el único propósito de escurrir el bulto, con nocturnidad y alevosía; se la ha colado a España, a sus ciudadanos, se la ha colado a los derechos fundamentales de cualquier persona, este Estado es un coladero.
La alegría entre las personas que la han acompañado y acompañan a lo largo de su valiente y ejemplar lucha es intensa, se hacen los preparativos con toda la urgencia que su delicada situación permite.
No sin cierto temor, los allí presentes se despiden entre lágrimas y vítores. Subyace la idea de que esto, podría ser otro montaje, debido al comportamiento del Jefe de Gabinete del señor Moratinos, más parecido a una novela de Le Carré que a un alto diplomático del Estado.
La ambulancia señala como un faro la dirección del hogar, tan cerca en la distancia y tan lejana en la política.
Aminatou se despide con la V de la victoria, que en estos momentos y gracias a su coraje, es la V de vida, de vida en paz, respeto y solidaridad.
Tensión máxima en la improvisada oficina de la cafetería, en la terminal del aeropuerto. Durante estos días, se ha producido un desfilar de personas que querían colaborar, produciéndose un crisol de gente extraordinaria y un movimiento solidario pocas veces visto.
La noticia cae como un nublado. El avión no tiene autorización para su despegue y la alegría y esperanza son obligadas a desembarcar. A unas 90 millas, miles de personas son apaleadas por fuerzas marroquíes, que sin piedad, acaban con el júbilo que sólo el sentimiento de saberse un poco más libre puede producir.
España ha jugado a ser Marruecos, ha intentado colarle a Aminatou Haidar sin piedad, sin honor, sin humanidad, sin ley, con el único propósito de escurrir el bulto, con nocturnidad y alevosía; se la ha colado a España, a sus ciudadanos, se la ha colado a los derechos fundamentales de cualquier persona, este Estado es un coladero.